Petermann Bédat 1967 Dead-Beat Seconds
Petermann Bédat, una nueva marca de relojería independiente
Su primer modelo lleva el nombre de 1967, año de la aparición de los primeros relojes de cuarzo
Caja: 39 milímetros
Calibre: 171 de carga manual 18.000 alternancias/hora y 36 horas de reserve de marcha
Precio: Edición limitada a 10 piezas con un precio de 58.000 + impuestos
La unión de dos personas para dar nombre a marcas de relojería es algo bastante habitual, Patek Philippe, Jaeger-LeCoultre, Vacheron Constantin, Audemars Piguet, Greubel Forsey o Linde Werdelin, entre otros. A este grupo se une ahora Petermann Bédat.
Gäel Petermann y Florian Bédat son dos jóvenes relojeros que coincidieron por primera vez en la Escuela de Relojería de Ginebra en 2007. Una vez acabados sus estudios Florian trabajó en Harry Winston y Gäel en A. Lange & Söhne.
En 2016 deciden unir sus trabajos, abriendo un taller de relojería en Renens y constituir su propia marca.
En 2017, gracias al apoyo del gran maestro relojero Dominique Renaud, Gäel y Florian desarrollan su calibre, teniendo en mente un movimiento fiel a la tradición relojera alemana, con el máximo detalle en sus terminaciones, pero con el toque de esta nueva generación de artesanos relojeros. Para el diseño final del modelo han contado con el trabajo del estudio de diseño Barth Studio con el prestigioso diseñador Barth Nussbaumer al frente.
El nombre de su primera creación, 1967 parece bastante curioso para dos jóvenes relojeros nacidos en los años 70. 1967 fue el año en que surgió el primer movimiento de cuarzo, un toque de humor para un hecho histórico que casi acaba con la relojería tradicional. Además, la complicación de segundos muertos hace que la aguja del segundero avance a saltos de segundo en segundo como en los relojes de cuarzo, otro más de los motivos de la elección de la denominación del modelo.
Influenciado por los relojes de bolsillo y la relojería alemana, el calibre 171 de carga manual, que late a 18.000 alternancias/hora y ofrece una reserva de marcha de 36 horas, está regulado por un gran volante estilo Breguet y ofrece segundos muertos.
Está totalmente decorado a mano, con la pletina y los puentes elaborados en plata alemana, mostrando diferentes tipos de acabados, biselado interior, pulido a espejo negro en las piezas de acero, Còtes de Genève o rayos de sol.
Se presenta en una caja de 39 milímetros de diámetro por 10,7 de alta, hecha a mano, en oro blanco o rosa con cristal de zafiro antirreflectante en ambas caras y es hermética hasta 30 metros.
Inspirada en los años 60, la esfera representa el nuevo lenguaje de diseño de la marca. Semiesqueletada ha sido creada para resaltar la artesanía en su interior, mostrando los rubíes, ya que son uno de los elementos vitales del movimiento. En ambos modelos la esfera es de color gris, con una parte central con tratamiento “frosted” y un anillo de cristal de zafiro en la que están situados los índices y los números y que deja ver parte del calibre. En la parte más externa tenemos un anillo tipo ferrocarril que marca los segundos. Las agujas tipo “dauphine” están realizadas a mano y con terminación en acero azulado para la versión de oro blanco y de oro rosa para la versión con caja en este mismo oro.
Se presenta con correa de piel en color gris o marrón y cierre de hebilla a juego con la caja.
Son dos ediciones limitadas a 10 piezas cada una con un precio de 58.000 francos suizos más impuestos.
Imágenes: Petermann Bédat