Rosewood Little Dix Bay
El hotel de la cadena Rosewood acaba de abrir sus puertas totalmente renovado
Situado en la isla de Virgen Gorda, en las Islas Vírgenes británicas, perteneció a Laurence Rockefeller
En 1958 Laurence Rockefeller compró algo más de 200 hectáreas en la Isla de Virgen Gorda en las Islas Vírgenes Británicas y cuatro años más tarde se produjo la apertura del Hotel Rosewood Little Dix Bay que se convirtió en uno de los lugares más icónicos del caribe.
Tras el paso del Huracán Irma y después de cuatro años en los que se ha llevado a cabo una gran renovación, el hotel vuelve a abrir sus puertas y aún mejor que antes, si cabe.
Esta renovación ha sido llevada a cabo por el estudio de diseño neoyorkino Meyer Davis que ha conseguido recrear la visión que tenía Laurence Rockefeller del hotel y su enclave, manteniendo las estructuras como los “Cottages” de forma hexagonal y utilizando piedras y maderas naturales. Además, han adaptado las instalaciones del hotel para que sean más resistentes y puedan hacer frente a todo tipo de tormentas tropicales que suelen ser bastante comunes en la zona.
Desde enero del presente año han reabierto sus puertas y los clientes pueden disfrutar de este maravilloso enclave caribeño.
Según el Director del Hotel, Andreas Pade, normalmente los hoteles cuando llevan a cabo una renovación como la que han acometido Little Dix Bay suele tenderse a ampliar las instalaciones. Ellos, por el contrario, han vuelto siendo más pequeños. Han reducido el número de habitaciones de 95 a 80, creando un nuevo concepto de habitaciones con piscina o con acceso directo a la playa. No se ha reconstruido únicamente, sino que se ha mejorado.
En cuanto a las habitaciones, existen las Ocean View de unos 30 metros cuadrados y Beach Front Cottage con unos 50. Por lo que se refiere a las Suites, las hay de una o dos habitaciones, todas ellas con piscina y alguna con acceso directo a la playa. Todas disponen de una amplia terraza y ducha exterior. Van desde algo más de 60 a unos 150 metros cuadrados.
Por último, el lujo y las máximas comodidades las encontramos en las Villas, Columbus House, Laurance House, Villa Candor y Villa Joy. Desde 162 metros cuadrados hasta los casi 300 con maravillosas vistas rodeadas de jardines y con acceso a la playa, disfrutando de la máxima privacidad.
Los precios van desde usos 850 hasta cerca de 8.000 dólares la noche según la temporada y el tipo de habitación.
En cuanto a la restauración, podemos disfrutar de tres restaurantes. Sugar Mill, un romántico lugar al borde de la playa, con vistas a la bahía, para disfrutar de comida caribeña, tapas, marisco y ceviches.
Pavillion, situado en el centro del resort, ofrece maravillosas vista del Caribe. Desde una cocina abierta y a la vista del cliente, ofrece platos internacionales, carnes, pescados y maricos.
Reef House ofrece un ambiente colonial con preciosas vistas a la Bahía de Little Dix. Ofrece a sus comensales productos de mercado de la zona con una gran variedad de pescados y verduras, así como platos para vegetarianos. Los pescadores de la zona llevan sus capturas diarias al puerto del hotel donde los chefs realizan menús diferentes en función del producto del día.
El hotel tiene su propia granja, en la que trabajan muchos locales, y de la que obtiene materia prima para muchos de los platos que ofrece a sus clientes.
Además, muy cerca de Pavillion encontramos el Rum Room, una terraza-bar donde disfrutar del oro líquido de la zona. Podremos paladear los mejores rones del mundo en un entorno relajado. Además, también ofrecen una amplia y exclusiva variedad de vinos y cocteles. Ofrecen también música en directo.
Para poder además desconectar del stress diario ofrece también una precioso SPA de la cadena Sense con una gran variedad de tratamientos además de gimnasio y dos piscinas, la Pavillion Pool situada al borde de la playa y rodeada de palmeras y la Spa Infinite Pool en el centro del hotel en un lugar elevado en el que disfrutar de vista de la bahía que quitan la respiración.
Por otro lado se puede realizar todo tipo de excursiones desde el hotel, como visitar The Baths of Virgen Gorda, un laberinto de piscinas naturales y grutas o Anegada Island, un atolón de enormes playas de arena blanca. También se pueden llevar a cabo todo tipo de actividades acuáticas, así como tenis y ofrecen también a sus clientes con niños un Kid´s Club.
Para llegar allí desde España, lo ideal es volar a San Juan de Puerto Rico y desde allí se puede volar en hidroavión hasta el hotel en unos 40 minutos.
Otra posibilidad es volar a Nueva York, de allí a St. Thomas y luego coger un avión que llega a Virgen Gorda en unos 15 minutos.
Fotos: Rosewood Hotels